París, primavera de 1968. De forma paralela a los sucesos que sacuden las calles de la capital francesa, Cristóbal Balenciaga cierra la que ha sido su casa durante treinta años. A lo largo de estas tres décadas, el modisto español ha sido uno de los grandes nombres de la alta costura y sus innovaciones en la industria de la moda han cambiado el código de la vestimenta femenina. Sin embargo, ya hace un tiempo que la alta costura ha ido perdiendo clientas, mientras que el prêt-á-porter ha ido escalando posiciones. Una nueva forma de vestir que le es extraña al maestro Balenciaga.
Cristóbal Balenciaga nació en Guetaria (Guipúzcoa) en 1895. Siendo el benjamín de la familia, vio desde pequeño cómo su madre se dedicaba a coser, lo que le marcó profundamente. Otro de los aspectos de su infancia que le dejó huella fue su ciudad natal, Guetaria, ya que se cree que siempre encontró su fuente de inspiración en los pescadores vascos, plasmados en las grandes pamelas que acompañaban a sus diseños. Balenciaga introdujo en la alta costura colores desconocidos hasta el momento, como el rosa o el verde, muy acordes con su procedencia española.
En 1919 abrió su primera tienda en San Sebastián, que por aquel entonces constituía uno de los lugares de descanso preferidos por la realeza y la aristocracia. Más tarde, abrió otros dos establecimientos en Madrid y Barcelona. En 1937 se instaló en París, en el número 10 de la Avenue Georges V.
En esa época, Vionnet –que lo fascinaba- y Chanel eran los grandes nombres de la alta costura, un sector que daba empleo a 500.000 personas en París y que constituía la segunda mayor fuente de ingresos en Francia por exportaciones. El modisto tenía dos tipos de clientas: ricas y compradores americanos que viajaban hasta el país galo para adquirir vestimenta para sus grandes superficies. Sin embargo, tras la crisis de 1929, la importación de modelos se encareció.
En los años 40, las tres firmas destacadas en el campo de la alta costura eran Chanel, Balenciaga y Dior. Cristóbal Balenciaga se diferenció del resto por el volumen y por su concepción del diseño, basada en el tejido y en su gran conocimiento del cuerpo femenino.
En los años 50, el modisto propugnó un estilo geométrico, pero sus clientas le dieron la espalda ante la llegada del New Look de Dior, lo que le hirió. Sin embargo, al cabo de un tiempo volvieron a alejarse de Christian Dior porque no les convencía cambiar de ropa cada seis meses o menos. Así, Balenciaga representaba la “perennidad de la elegancia”.
Las colecciones se presentaban en silencio. Las modelos iban calladas, con el pelo recogido y llevando el número que correspondía a cada diseño.
En su constante búsqueda de nuevos tejidos y de innovaciones técnicas, Balenciaga encontró soluciones para equilibrar cada defecto corporal. Además, siempre quiso destacar el cuello, ya que tenía un concepto de feminidad cercana al erotismo japonés, al contrario que Dior.
En 1947 comenzó a despegar los vestidos del cuerpo, en 1957 creó el vestido túnica y un año después el vestido globo, todos ellos de rabiosa actualidad.
Sin embargo, paralelamente a su éxito, el prêt-à-porter iba ganando adeptos. De hecho, en 1952 apareció en la revista Elle el primer artículo dedicado a esta nueva forma de vestir. Así, en los años 60, el crecimiento económico, la llegada de una nueva generación y las nuevas corrientes filosóficas trastocaron la tradicional visión de la moda. La alta costura era percibida por las jóvenes como arcaica y rancia. Ellas preferían la minifalda, el pantalón o el esmoquin. Por ello, Balenciaga, que no quiso adaptarse porque no entendía ese nuevo estilo, cerró su atelier y regresó a su País Vasco natal, aunque no dejó de viajar a París. Finalmente, murió en Javea (Alicante) en 1972.
PD. El Museo de Bellas Artes de Bilbao acoge la exposición ‘Balenciaga. El diseño del límite’ hasta el próximo 26 de septiembre.
Fuente: biografía de Balenciaga y documental ‘Cristóbal Balenciaga. El legado de un mito’, emitido en marzo en La noche temática, de La 2 de RTVE
Fotos: Google Imágenes
Precioso.
ResponderEliminarCómo has contado la historia y todo lo que lleva. Getaria me encanta, es un pueblo muy bonito.
Besos!!
que pena da leer noticias asi.
ResponderEliminarBesos
Te he dejado un premio en mi blog.
ResponderEliminarBesos!!
Genial este post =). Balenciaga es uno de los grandes.. para mí, el más elegante de antes, de ahora, y de siempre. Insuperable.
ResponderEliminarY me encantan esos desfiles de antaño, con las modelos portando los numeritos.. si algún día llego a diseñadora, pienso hacer un desfile así jaja.
1besazo!
Me encantó este post!
ResponderEliminarMuy bueno!
ResponderEliminarBalenciaga es muy grande y muy único y en cierto modo me gusta que no se adaptase a la moda imperante. Olé.
Trajes clásicos hechos con mimo y dedicación, auténticas joyas.
Besos
Nina
Uy, el vestido fucsia es precioso!
ResponderEliminar♥ Raquel ♥
Muchas gracias por pasarte y seguirme!!:D. He estado leyendo tu post y me he quedado fascinada con los diseños de Balenciaga, tienen un encanto eterno y me suponen el súmum de la elegancia. Vamos, geniales^^.
ResponderEliminarsaludoss!!
Sería muy interesante la exposición! Sigue siendo un artista!!!
ResponderEliminarMUakk
Me gusta como juega con los volúmenes consiguiendo siluetas muy femeninas, además sabía muchísimo de taller y eso siempre se nota me ha gustado mucho tu post
ResponderEliminarun beso!!
Cómo me gusta Balenciaga y qué suerte que sea paisano.
ResponderEliminarxoxo
B* a la Moda