Para ser feliz

Carolyn Murphy, por Mario Testino (vía Pinterest)

Si algo he aprendido durante estas vacaciones es que no hace falta gastarse millones ni pasar una semana en una isla paradisíaca para desconectar y recordar que esas pequeñas y deseadas dosis de felicidad están más cerca de nosotros de lo que pensamos.

De hecho...

Vía Delta Breezes

Para ser feliz basta con vencer la pereza y atreverse a hacer algo que nos da un poco de miedo.

Para ser feliz es suficiente con que dos niñas se te acerquen y, agachando la cabeza por vergüenza, te digan que les ha gustado mucho la tontería actuación que has hecho para contarles un cuento y te den un beso cada una.

Para ser feliz basta con volver a ver esos paisajes que nos son conocidos -y queridos- desde hace años.

Para ser feliz basta con recordar los chistes y las gracias que te hicieron reír el año pasado (y el anterior, y el anterior).

Para ser feliz es suficiente con repetir la misma broma un día detrás de otro (y reír cada vez que alguien la menciona).

Para ser feliz basta con hacer algo que te gusta.

Para ser feliz solo hace falta que un inglés de Liverpool te diga (con la cara súper roja, que para eso es un guiri) que se apuesta su sueldo a que apruebas el examen de C1 en cuanto te lo propongas.

Para ser feliz lo único que necesitas es un viaje largo en tren, un buen libro y una cuenta de Instagram (y algo de wifi).

Para ser feliz basta con rodearse de personas que nos hacen sentir bien, que contribuyen a ese estado de felicidad general que debería reinar en cualquier verano que se precie.

Por eso, si alguien me preguntara si he sido feliz estas vacaciones, diría que sí, que he sido bastante feliz.

Hola de nuevo :)