Seguir estudiando tiene sus cosas buenas. A mí me encanta aprender algo nuevo cada día. Soy feliz en el momento en que soy consciente de que acabo de descubrir algo nuevo. Da igual de lo que sea: de mis clases de idiomas, de la carrera o de los cursos de blogging. Da igual. Lo importante es seguir aprendiendo.
Sin embargo, estudiar de un modo oficial (esto es, en la universidad) tiene también sus inconvenientes. En mi caso es que el fin de semana, que tradicionalmente se concibe para descansar o hacer lo que a cada uno le dé la gana, lo empleo en estudiar. Soy habitual de las mañanas de sábado en la biblioteca, de madrugar el domingo y de no poder vaguear todo lo que querría. Si además se trabaja entre semana (he vuelto a trabajar, ya os contaré ;), es doblemente peor, porque se va acumulando el trabajo y al final no da tiempo.
¿Por qué os cuento todo esto? Por varios motivos. El primero es porque necesitaba desahogarme. El segundo es porque es la única manera que tengo de reconocer públicamente que hago demasiadas cosas y que no llego a todas. Y el tercero es para avisaros de que muy probablemente me voy a pasar por aquí menos de lo que me gustaría. Este blog, y todo lo que conlleva, me encanta, cada vez más, pero ni me da de comer ahora ni lo hará en un futuro. Es mi hobby, mi pasatiempo principal, y si pensara más con el corazón y menos con la cabeza dejaría lo demás y me dedicaría a él en cuerpo y alma, pero no es el caso, así que es probable que actualice menos.
Dicho esto,
¿qué planes tenéis para el finde? Podéis imaginaros que mi plan es estudiar y hacer prácticas como una loca, pero el sábado por la tarde me escaparé a la exposición de Vestidos de papel, en el Centro de Historias, a las tiendas de ropa vintage de la Magdalena y a tomar unos cuantos pinchos en el Museo de la Tortilla,
uno de mis favoritos en Zaragoza. :)
Si no tenéis plan o queréis leer algo estos días, os dejo con artículos que os pueden gustar. Dime cómo te sientes y te diré qué puedes leer este finde...